Qué mejor momento que una fría tarde de agosto, para analizar la pasada propuesta invernal de mi amigo Christopher.
La colección es bastante más ecléctica en cuanto a materiales que en otras ocasiones. No así a nivel formal, ya que como es habitual los equipos se componen de manera bastante tradicional. Esto cobra un significado aparte, al tratarse de una marca con un rico bagaje histórico, del cual hablaré en otra oportunidad.
El gris ceniza y el marrón son una vez más los colores base, a los cuales se suman acentos puntuales de colores propios de la temporada (sobre todo el borgoña), el tradicional beige y toques metálicos cada vez más comunes en las colecciones de la marca.
Los detalles complementan a la perfección la propuesta. Los guantes hasta la mitad del dedo y los sombreros tipo principios de siglo pasado, parecen transportarnos al Reino Unido en plena Revolución Industrial. Los pañuelos y moñas remiten a la aristocracia, y contrario a ello, los gorros tejidos aportan el detalle contemporáneo que la colección necesita, como para hacernos acordar que estamos en el S.XXI.
lunes, 4 de agosto de 2008
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